Artículo sobre Milan Kundera en el número de octubre de Cuadernos Hispanoamericanos. A partir de la página 104:
http://issuu.com/publicacionesaecid/docs/web-ch_784_octubre_2015
Aquí el sumario (mi artículo está en Mesa revuelta):
Uno rompe el blanco del papel al escribir. En este blog encontrarás los artículos publicados en el diario Jaén y otras publicaciones mías o noticias de ellas.
jueves, 5 de noviembre de 2015
domingo, 14 de junio de 2015
Presentación en Córdoba de la segunda novela de Jesús Arroyo
Escultor de tormentas es la nueva novela de Jesús Arroyo. Está editada en Ediciones Carena. Una gran novela.
miércoles, 13 de mayo de 2015
¿Y LUPIÓN?
Acaba de salir en Edinexus el libro ¿Y Lupión?, la tercera serie de cuentos de Lupión.
http://edinexus.com/y-lupion/
http://edinexus.com/y-lupion/
martes, 5 de mayo de 2015
"Una visión del género policiaco" en Cuadernos Hispanoamericanos
"Una visión del género policiaco", artículo en Cuadernos Hispanoamericanos. Puede leerse aquí (página 30, pero en la numeración de abajo a la derecha 33/156):
http://issuu.com/publicacionesaecid/docs/ch_778_abril_2015/1
http://issuu.com/publicacionesaecid/docs/ch_778_abril_2015/1
lunes, 30 de marzo de 2015
MARCHÉ AUX PUCES
MARCHÉ AUX PUCES
Comencé a sentirme raro, como si
algo borrara parcialmente mi cuerpo. Caminaba por la estrechez de las
callejuelas mirando a derecha e izquierda, con la sensación de habitar un sueño
ajeno. Las tiendas se hundían tragándose las cosas más inverosímiles, oxidados
relojes parados en una hora de los años cuarenta, mesas dieciochescas que el
tiempo había noblemente encarecido. Vi canicas que hace un siglo sobaron
ilusionadas unas manos infantiles que el tiempo fue cuajando, cuarteando y finalmente
borrando. Tampoco pueden ya encontrarse las manos femeninas, de dedos largos y
pintadas uñas, que debieron de llenar el par de guantes de tela ajada expuesto
sobre un podrido taburete. Esos guantes acariciarían el rostro de un hombre joven
y las yemas de esos dedos lo harían sentir el escalofrío del amor y del deseo,
el calambre del tiempo. Vi un humilde sillón roto por todas partes, que parecía
haber sido modelado por el cuerpo que noche tras noche, año tras año, se hundía
en él después del trabajo, recibiendo los juegos de sus hijos a veces con gesto
de fastidio, a veces feliz, cansado siempre. Vi cartas que deseaban un buen
aniversario, un feliz 1905, una rápida curación, o que contaban las pequeñas
cosas de la vida, los estudios del hijo, las vacaciones en el mar, el lugar de
una cita secreta. Cosas que durante un instante colmaron las vidas de la gente,
cosas que luego el polvo de la amnesia fue cubriendo hasta enterrarlas.
Y, sin embargo, aisladas, deshechas,
ridículas, pero rebeldes, las canicas, los guantes, el sillón y las cartas se
sublevaban contra el tiempo y su olvido, y su indócil grito ahogado, su onírica
insumisión, desenterraba instantes de entre los años. Como si me dijeran: No es
lo mismo haber vivido que no existir nunca. Como si lo que una vez fue vivo
viviera de algún modo para siempre. Como si la eternidad fuera haber vivido un
día.
Juan Fernando Valenzuela Magaña, París y Lucena, 2006
(Foto procedente de http://www.marjorierwilliams.com/)
lunes, 23 de marzo de 2015
Reseña de Los amigos, de Kazumi Yumoto, en Nocturna Ediciones
Los amigos, de Kazumi Yumoto.
Traducción de
José Pazó Espinosa
Nocturna
Ediciones
Los griegos concibieron a los hombres
como mortales frente a una naturaleza cíclica y unos dioses que se
caracterizaban por su inmortalidad (que no es lo mismo que la eternidad: la
eternidad es trascendencia, está más allá del tiempo, mientras que la
inmortalidad es un tiempo que no se acaba). La vida del hombre, para ellos, era
una recta en un universo que se repite cíclicamente para siempre. Una recta
única, individual, entre el nacimiento y la muerte. La tarea humana consistiría,
pues, en crear algo que sea más o menos imperecedero, en dejar huellas
imborrables que acercan al hombre a la inmortal divinidad. La muerte como
acicate para una vida más plena.
Como las culturas, cada individuo tiene
su propia revelación de la muerte y su reacción a ella. Es lo que les ocurre en
esta novela a tres amigos de doce años. Fascinados por el hecho de la muerte,
se ponen a pensar. También Savater comenzó
a pensar, nos cuenta en un libro suyo, a raíz de la revelación, a los diez años
más o menos, de que algún día iba a morir. Los tres amigos comienzan a espiar a
un viejo que piensan morirá pronto. A través de la voz de uno de esos amigos
asistimos a la relación que llegan a establecer con el anciano, en la que van
abriéndose al mundo mientras se enfrentan a sus miedos que, tal y como dice uno
de los personajes, tienen su origen en lo que carece de forma, de nombre. Esa
relación, entre alguien que está al final de su vida y los amigos que la
comienzan, vertebrará la historia, escrita en una prosa límpida y dinámica, que
nos ofrece en una cuidada y gustosa edición Nocturna Ediciones.
“Un hombre libre en nada piensa menos
que en la muerte, y su sabiduría no es una meditación de la muerte, sino de la
vida”, dice Spinoza en su Ética. Si
reparamos en que la mortalidad griega predisponía, como hemos dicho, a la
acción en la vida y, por otro lado, en el vitalismo que caracteriza a Savater,
concluiremos que esas famosas palabras de Spinoza quizá indiquen que la
libertad y la propia meditación de la vida suponen el pensamiento, espoleado
por la revelación del hecho de la muerte, una revelación que, por esas
complejidades que tiene la existencia humana, permite una vida más plena.
La novela, por ello, se abre con la
misma facilidad a un lector adolescente y a uno adulto. El primero reconocerá su
mundo en las ideas y peripecias de los tres amigos, y el segundo comprenderá
que la muerte remite al nacimiento, y que este, que consiste en la capacidad de
iniciar algo completamente nuevo, es tan decisivo en el hombre como aquella.
Porque a esta novela pueden aplicarse
las palabras que el narrador dice de uno de los personajes: “Tiene el don de
expresar de forma muy simple cosas muy importantes”.
Juan Fernando
Valenzuela Magaña
Reseña aparecida en Diario Jaén el día 20 de marzo de 2015
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