BLANCO ROTO
EL GIMNASIO
Uno de los
lugares más frecuentados en nuestros días es el gimnasio. En él se dan cita a
un mismo tiempo dos visiones del mundo: la propia de la modernidad, que comenzó
en el siglo XV, y la actual. La primera se sustenta en la matemática y la
física, y la cuantificación es su gran herramienta. Si miramos los aparatos que
encontramos en un gimnasio, veremos que su función es calcular, registrar,
medir. Su propia apariencia, impoluta y esquelética, recuerda el mundo
geométrico de Descartes, que era, sin más, el mundo, pues sus otros aspectos,
como el sabor o el olor, eran estrictamente subjetivos. Y añadamos algo: los
aparatos del gimnasio reproducen, corrigiéndola, la realidad, libre ya de molestas
imperfecciones. Ese rasgo es también propio de la modernidad. Pero, del mismo
modo, nos encontramos en el gimnasio la visión que del mundo tiene la
actualidad. Así, los aparatos guardan otra relación con la realidad: no es ya
que la reproduzcan o que la imiten, no es sólo que la corrijan, es que la
sustituyen y la crean, la virtualizan. Corremos kilómetros, pedaleamos durante
minutos y, al terminar, no nos hemos movido de nuestro sitio. Sin duda, a algún
emprendedor del sector no tardará en ocurrírsele la inclusión de paisajes
virtuales a elección del cliente que quema calorías. Y ahora el epílogo: una
vez que, encerrados en una habitación, se ha gastado la energía que sobra, se coge
el coche para llegar a casa, dos calles más allá.
JUAN FERNANDO VALENZUELA MAGAÑA
Artículo publicado hoy, 7 de marzo de 2014, en Diario Jaén
No hay comentarios:
Publicar un comentario