BLANCO ROTO
LA EDUCACIÓN
La
insistencia por parte del gobierno en que la nueva ley de educación permitirá
una mayor competitividad en el mercado y una mejor inserción laboral de los
titulados (en la “Exposición de motivos” se habla de “capacidad de competir con éxito en el ámbito del
panorama internacional”, de “puestos de trabajo de alta cualificación” y de
“crecimiento económico”) supone el
manifiesto olvido de que la educación es un fin en sí mismo y, por tanto, una
desvirtuación de la misma. Preguntarse para qué sirve la educación es tan
absurdo como preguntarse para qué sirve el amor o la felicidad. Si algún responsable
hubiera pensado sobre ella, habría venido a caer de bruces inexorablemente en
el texto platónico del mito de la caverna, uno de esos textos fundacionales de
nuestra cultura occidental de los que no deja de manar agua por mucho que los
siglos hayan bebido de él. En ese lugar se propone la educación como un cambio
radical e integral de la persona, que es otra después de haber sido educada. No
es que el educado haya aprendido algunas cosas, sino que se ha transformado en
otro. Su vida ya no es la misma ni podrá serlo nunca. Cómo conseguir eso en una
sociedad como la nuestra, tan distinta no ya a la de la Grecia del siglo IV
a.C., sino a la de nuestros padres, sería un buen y complejo territorio de
discusión política y ciudadana que me temo seguirá desierto por mucho tiempo. Pero,
se objetará, ¿no se dice también en la “Exposición de motivos” que “El aprendizaje en la escuela debe ir dirigido a formar
personas autónomas, críticas, con pensamiento propio”? En efecto, y por ello la
Historia de la Filosofía, donde anualmente se explica el mencionado texto
platónico, deja de ser obligatoria en 2º de Bachillerato.
JUAN FERNANDO VALENZUELA MAGAÑA
Artículo publicado el viernes 6 de diciembre de 2013 en Diario Jaén
Tu artículo me parece espléndido, Juan Fernando. Totalmente de acuerdo. Y es un cinismo absoluto defender, como se hace desde el gobierno, que se pretende la mejora de la eficacia del sistema educativo. La intención es ir adaptando la educación al mercado de trabajo.
ResponderEliminarCelebro que te guste el artículo, Blas, y me alegra saber de ti. Un abrazo.
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