miércoles, 5 de noviembre de 2025

Una tertulia en 1925

 Texto publicado en la revista Stella, 2025



UNA TERTULIA EN 1925

  

         ¿De qué se hablaba en 1925, hace un siglo, en nuestro pueblo? Intento recrear una tertulia en uno de sus bares, el de Parrilla por ejemplo, con personas que vivían entonces tratando asuntos del día. Pero como veo tantos posibles desarrollos decido que sea el lector el que evoque esa conversación. Así que aportaré datos fieles (entresacados de la prensa de la época y de los imprescindibles libros de Manuel Valenzuela) a modo de piezas con las que se pueda armar libremente la historia, como en esos juegos en los que según se combinen las mismas cartas van apareciendo distintas figuras.

         Mantengamos el bar de Parrilla a modo de escenario fijo. Doy cuatro posibles tertulianos: un farmacéutico, Julián Díez, un veterinario, Pablo Pasanís, un maestro, Faustino Morato Vadillo y Agustín Sanz. Allá va una pincelada de cada uno para mejor imaginar la escena. El primero, Julián Díez, desde hace treinta años es farmacéutico titular de Navas. El segundo, Pablo Pasanís, lleva también todo el siglo ejerciendo su oficio de veterinario en nuestro pueblo. En cuanto al tercero, lo vemos ir de un sitio a otro en diferentes escuelas de España años atrás, pero sabemos que este curso está aquí y que ya se ha quejado al alcalde de las malas condiciones del local donde da clase. Agustín Sanz, un joven de 20 años, se ha sentado con ellos porque le han preguntado por un asunto que ha dado mucho que hablar en las provincias de Jaén y de Córdoba. Según la época del año donde se sitúe el relato, podemos estar dentro (en el exterior, una tarde parda y fría, monotonía de lluvia machadiana) o fuera (cielo azul, nubes azorinianas). Conviene dar un toque realista con unos vinos manchegos y una botella verde de cerveza El Lagarto sobre la mesa. De fondo, si se quiere meticulosidad, puede aparecer la furgoneta de reparto, una Renault Monastella matrícula J-2262.

         Ahora veamos un puñado de temas de la actualidad de hace un siglo y de los que es fácil imaginar que se hablara en esa tertulia. Pueden colear asuntos del año anterior, como la plaga de langosta del agosto pasado (el maestro tal vez saborea en su mente con lentitud el alejandrino y la aliteración: “La plaga de langosta del agosto pasado”). Puede uno llevar la conversación al robo de bestias. A final de marzo le habían sustraído en el Tostadero a Pedro Torres Parrilla una burra de 3 años. El 1 de mayo, precisamente el 1 de mayo, habían robado en Cerro Laguillas una yegua de 11 años con una rastra de un muleto y un caballo capón de 7 años, de Gaspar Garrido, más una yegua de 17 años de Celedonio Rubio. En julio le había tocado el turno a una burra de 20 años de Pedro Sánchez Parrilla y a otra de 8, preñada, de Domingo Casas Pérez, en Olla Paciencia. Si quisiéramos prolongar esa conversación, recurriríamos a robos del año anterior.

         Por supuesto puede salir la situación en Marruecos, haciendo coincidir la tertulia con las noticias sobre el desembarco de Alhucemas. Y otros asuntos locales, como el estado ruinoso del ayuntamiento. Si el lector gusta del humor macabro, puede jugar con la construcción del nuevo cementerio, que pronto sería inaugurado, inventando una conversación en la que se apueste por quién será el último en ser enterrado en el viejo y quién el primero en el nuevo.

         Pero decía que se había sentado a la mesa Agustín Sanz porque le van a preguntar algo. Y es que, junto con otros seis naveros, había asistido al mitin que se había celebrado el domingo 22 de febrero en Baeza por parte del Bloque Agrario. ¿Hubo mucha gente? ¿Se constituiría en una fuerza política? ¿Cómo hablaba y cómo era y qué dijo Juan Díaz del Moral, esa eminencia? ¿Es cierto que Alfonso XIII se ha interesado por el Bloque Agrario? Cuenta, cuenta…

         Y así, combinando estas piezas, dejando al lado unas y cogiendo otras, se pueden imaginar distintas conversaciones que una tarde de 1925, hace un siglo, tenían algunas de las personas que, bajo el mismo cielo pero con otra lluvia u otras nubes, vivían en Navas de San Juan.

 

Juan Fernando Valenzuela Magaña

 

 

 

 

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