El Libro del
Génesis
Textos y pintura
Comentarios de José María Herrera
Editorial Edinexus
Whitehead
dijo, y todo el mundo repitió luego (incluido yo ahora), que la filosofía
occidental consiste en una serie de notas a pie de página de la filosofía de
Platón. Menos conocida es la idea de George Steiner de que toda la literatura
está habitada por la Biblia. Al margen de la idea que se tenga del mayor peso
de la influencia griega o de la judeo-cristiana en nuestra cultura, nadie niega
que la Biblia es, en cierto modo, el
libro. Nos costaría encontrar, si la hay, una biblioteca que albergara todas
las Biblias que en todas las lenguas y medios imaginables existen. Pero si en
nuestra hiperbólica exigencia incluimos la bibliografía sobre este texto de
textos, podemos ahorrarnos la búsqueda.
Por
todo lo dicho, un nuevo libro relacionado con la Biblia, como el que nos
propone la editorial Edinexus, si bien cuenta con la importancia del texto base
(el Génesis) se enfrenta inmediatamente a la objeción de la cantidad de páginas
que ya hay impresas sobre el asunto. El sentido del libro tiene que venir,
pues, dado por la adopción de una nueva perspectiva desde la que acceder a este
primer libro de la Biblia. Esta novedad acaece debido a dos motivos: la concepción
editorial y el autor, José María Herrera Pérez.
En
cuanto a la concepción de este libro, es sugerente y prometedora. Sugerente,
porque se trata de comentar los capítulos del Génesis e ilustrarlos con obras
maestras de la historia de la pintura, a su vez tenidas en cuenta en esos
comentarios. Prometedora, porque abre la posibilidad de editar del mismo modo
cuantos libros de la Biblia se consideren oportunos. Viendo la calidad de las
reproducciones y de la edición en general, además de abrirse esa posibilidad,
se abre el apetito y el libro deviene inicio de de lo que podría ser un
proyecto.
Darle
contenido a esa concepción bien gestionada es el papel que asume José María
Herrera, autor de la introducción, los comentarios y de la selección de
pinturas. Y aquí este libro adquiere una poderosa razón de ser, porque nos
encontramos con una profunda y original hasta lo sorprendente visión del
Génesis, expuesta en la introducción y que sirve de guía en los comentarios. El
autor se sitúa en un lugar a la vez distante de la racionalidad científica
(representada en este asunto por el evolucionismo) y del creyente que no quiere
ver la historia. Se piensa la Creación, no cosmológica, sino existencialmente,
y entonces la reflexión empieza a degustar un jugoso sentido en el Génesis, que
traicionaría si intentara desvelarlo en un par de líneas. Sólo adelantaré que
asuntos como el trabajo, el dolor, la muerte, la perspectiva y, sobre todo, el
tiempo, aparecen articulados en la interpretación del autor de un modo tan coherente
como sugestivo.
La
elección de las pinturas es tan certera como variada, recorriendo la historia
de la pintura desde la Edad Media hasta casi nuestros días. Imágenes conocidas
y casi obligadas, como las de Miguel Ángel relativas a la Creación, se combinan
con otras difíciles de olvidar una vez contempladas, como la del terrible
cuadro de Hans Baldung Grien que aparece en la portada del libro, y con algunas
menos conocidas como las tomadas del Salterio de San Luis, glosadas con el
criterio de quien está familiarizado con los motivos y la historia del arte. En
este apartado, hubiera sido acertado un índice de pinturas al final del libro.
Releer
de este modo el Génesis, recreado por pinturas bien reproducidas e inéditos comentarios,
es una grata y excelente forma de volver a visitar la que, después de todo,
siempre fue nuestra casa.
Juan Fernando Valenzuela Magaña
Felicidades, D. Fernando.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte.
Muchas gracias, amigo de tempraneras felicitaciones.
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